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¿Qué consecuencias pueden tener las elecciones europeas?

Elena Zacharenko, de la Red Europea de la Federación Internacional de Planificación Familiar, analiza la composición del nuevo Parlamento Europeo y su posible impacto en los derechos sexuales y reproductivos.

Las elecciones europeas del pasado mes de mayo han tenido como resultado un Parlamento Europeo (PE) más fragmentado que nunca. Los grandes perdedores han sido los grupos del centro: los Socialistas y Demócratas (S&D) de centroizquierda y el Partido Popular Europeo (PPE) de centroderecha. El grupo de izquierda, GUE/NGL, también ha perdido diputados, en parte por el débil resultado de Podemos. La ‘gran coalición’ que existía entre los grupos situados en el centro del espectro ya no es por tanto suficiente para tener la mayoría de los votos en el PE.

Al mismo tiempo, grupos políticos considerados al margen de las ‘corrientes principales’ (como los Verdes en varios países), euroescépticos (el Fidesz de Victor Orban, el partido Ley y Justicia del gobierno de Polonia) o de extrema derecha (La Liga de Matteo Salvini y el Rassemblement National de Marine le Pen) han conseguido avances. Como resultado, han ampliado su presencia las y los diputados que se oponen a una diversidad de temas como los derechos sexuales y reproductivos (DSDR), los derechos de las mujeres, la igualdad de género, el matrimonio homosexual o la educación sexual, temas que estos opositores agrupan bajo el término ‘ideología de género’. La proporción de estas y estos diputados es el doble que en el anterior periodo parlamentario, cuando suponían el 15% del PE. Ahora representan el 30% de la cámara europea, y sin duda van a jugar un papel negativo en la lucha para mantener y fortalecer la protección de los derechos sexuales y reproductivos (DSDR), oponiéndose a la política de igualdad de género y a la protección de las mujeres frente a la violencia machista y votando en contra del acceso a la salud reproductiva en la Unión Europea y fuera de ella.

Esto significa que para obtener una mayoría en favor de los DSDR, los grupos situados en el centro tendrán que buscar alianzas con los y las diputadas del grupo liberal, Renew Europe/Renovar Europa (RE), y con los Verdes. Los Verdes son ahora el cuarto poder en el Parlamento y tienen un compromiso muy fuerte con una Europa feminista y en favor de los DSDR. Sin embargo, cuando el Reino Unido haga realidad el Brexit, previsiblemente el 31 de octubre, perderán varios/as de sus integrantes y esta cuarta posición (que ocupará la extrema derecha). Por tanto, su apoyo no es suficiente para garantizar los derechos sexuales y reproductivos.

Al mismo tiempo, todavía queda por ver cómo se va a comportar el reformado grupo liberal, RE, antes llamado Alianza de Liberales y Demócratas en Europa (ALDE). Este grupo reúne ahora formaciones con posiciones bastante diversas, como los centristas de Emmanuel Macron, los Euro-federalistas de Guy Verhofstad o los Ciudadanos de Albert Rivera. Aunque su manifiesto declara un apoyo incondicional para los derechos sexuales y reproductivos, incluyendo el acceso al aborto libre y asequible, y la igualdad de género, queda por ver si RE dará tanta voz a estos temas como su predecesor ALDE, y sobre todo el comportamiento de las y los diputados de Ciudadanos.

«La lucha para garantizar los DSDR y los derechos de las mujeres en la política europea será más compleja que nunca.»

Todo esto significa que la lucha para garantizar los DSDR y los derechos de las mujeres en la política europea será más compleja que nunca. Organizaciones como la FPFE tienen que asegurarse el apoyo para su misión entre grupos sociales cada vez más amplios, para poner más presión en las y los dirigentes políticos y lograr así compromisos por los derechos sexuales y reproductivos.

Por suerte, los electores y las electoras en Europa empiezan a reconocer la importancia del papel de la UE en sus vidas, como ha mostrado el aumento de su participación en las últimas elecciones. Este incremento se ha dado principalmente gracias a la participación de las y los electores jóvenes y las y los que han votado por la primera vez, un cambio importante en comparación con las elecciones europeas de los años pasados. Además, una de las razones más mencionadas como motivación para votar ha sido la preocupación por los derechos humanos y la democracia, mostrando así que a las y los europeos les importan esos valores y que quieren que sean respetados. Esto inspira esperanza y señala el potencial de motivar a la gente – sobre todo a las personas jóvenes – para sumar apoyos a los valores de igualdad y protección de las personas más vulnerables de la sociedad, a través de la garantía de sus derechos.

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Elena Zacharenko

Experta y consultora en políticas europeas y derechos sexuales y reproductivos

Este artículo ha sido publicado originalmente en el número 117 de la revista Diálogos. Para leer otros contenidos, pulsa aquí.